El cura Lorenzo


A los 25 años, con espíritu inquieto, se estrenaba como sacerdote en el Oratorio de la calle México. La fundación de San Lorenzo marcó su vida, pero la curiosidad de su corazón lo acompañó en su largo derrotero de educador, deportista e historiador.¿Qué sabemos de Lorenzo Massa más allá de la fundación de “El Ciclón” ¿ Que era jovencito, que arrancó a “Los Forzosos” de la calle y les ofreció una cancha que les cambiaría la vida. ¿Y qué más?... ¿y después qué?... Puede ser que una vida tan rica y tan fecunda, a nivel popular, haya quedado petrificada en esa sola obra?... ¿Qué sólo se conozca en el ámbito salesiano su amor a la juventud, su agudeza de observación, su ardoroso trabajo?


El “cura Lorenzo”, se ordenó sacerdote a los 25 años. Había nacido en Morón el 11/11/1882 en el seno de una muy católica familia italiana formada por la unión de Lorenzo Massa y Margarita Scavini, que dio a la iglesia no sólo a ese hijo varón, sino también a sus hermanas Ángela y Blanca.Lorenzo Martín Bartolomé Massa decidió su destino sacerdotal a los 15 años, cuando hacía apenas tres que había ingresado al Colegio pío IX. De los tres lineamientos principales que Don Bosco impartió a su congregación, eligió rápida y eficazmente la educación de los jóvenes.


En 1905 en un informe anual, el padre Giuseppe Vespignani (arquitecto de la Basílica San Carlos, entre otras, comentaba que el clérigo Massa- en ese tiempo frisaba los 23 y aún no había realizado sus votos perpetuos- tenía buenas cualidades, pero era distraído y dado a la curiosidad. Años más tarde sabía que de Massa se podía esperar lo imposible, porque justamente ese espíritu curioso hizo de él un hombre de energía notable que alumbró docenas de obras.


Se recuerda todavía su carácter especial a la hora del trato con chicos, y en lo que se refiere a la juventud fue un visionario. Por eso lo encontramos en 1907 con sus 25 años, su metro 73 de estatura, sus ojos y cabellos castaños, enseñando en el colegio donde comenzó sus estudios y atendiendo el Oratorio San Antonio, al que tanto amor le había profesado siempre.


Con la fundación de San Lorenzo se había dado cuenta de la importancia que el deporte tenía en la educación de los chicos; y salía por la calle a atraerlos con desfiles y música. Creó así primero los “gimnastas” y luego, cuando se funda el Colegio San Francisco de Sales, los “Exploradores Argentinos de Don Bosco”, siendo director de esa casa hasta el año 1916.


Se dedicó entonces a fundar la primera escuela salesiana en Tucumán, y allí fue lleno de energía. Se encontró con la estructura de un antiguo colegio llamado “General Belgrano” y se preparó para rehacerlo. Para ello no dudó, reacondicionó edificios existentes, compró propiedades cercanas, instaló laboratorios.


Tan importante fue su obra y tanto la repercusión que en 1922, sólo por eso, nace en la ciudad de Tucumán un nuevo colegio salesiano, el “Tulio García Fernández”, cuando un industrial, para recordar la memoria de su hijo muerto, de dona un millón de pesos.


Esta casa de estudios llegó a ser una e las mejores de la congregación, y allí está Massa hasta 1929, duplicándose en la dirección de las dos escuelas.


Su destino fue inquieto. En 1930 lo encontramos como Director de la Casa Inspectorial de Córdoba. En 1933 como Director del Colegio de Salta. Mientras tanto se había ofrecido para trabajar en la Patagonia, y entre 1934-1939 dirige la Casa de Punta Arenas, en Chile, más tarde la de Patagones.


A partir de ahí su vid comienza a dar un giro insospechado. Fue llamado a Buenos Aires para que escribiese la biografía de Giuseppe Vespignani; se retiró a Bernal y trabajó durante un año para dar a luz un libro, que más que una biografía, refleja la obra de los salesianos en Argentina. Había nacido el Massa historiador.


A causa de la calidad de esta obra, se le encargó escribiera otra historia, de allí surgirá la “Historia de las Misiones Salesianas en la Pampa”. Trabajo tan fecundo que lo hace merecedor de ser elegido como miembro del Museo Histórico de la Iglesia Argentina.


Mientras, había organizado celebraciones inigualables; la del Centenario en Tucumán; la de la canonización de Don Bosco en Punta Arenas, y el Congreso Eucarístico Nacional chileno.


Pero había descubierto en la tarea de la investigación histórica su principal trabajo, y en él permaneció hasta que las cinco de la mañana del 31-10-1949, el encargado de cambiar las sábanas observó la luz encendida en su cuarto. Le llamó la atención porque el cura Lorenzo, a esa hora, siempre estaba atendiendo la iglesia. Entró a apagarla y lo halló muerto.




Se termina así la vida de quien tanto amó la juventud y del que jamás olvidó a San Lorenzo de Almagro. Vale agregar que había sido un excelente jugador de fútbol, con el inconveniente de enredarse en la sotana, porque en aquellos tiempos, no tenían los sacerdotes autorización de quitársela.


Fue fiel al club al que acompañó a todos los partidos cuando logró el campeonato en 1946. San Lorenzo le había otorgado un cané especial para asustar a los encuentros.


Los que componían su entorno cotidiano en la vida sacerdotal sabían que cuando el cuadro de su corazón perdía, cierto mal humor ensombrecía su carácter afable. Lamentablemente el último partido que él presenció o escuchó, un encuentro entre San Lorenzo y Huracán, terminó con la derrota del equipo de Boedo: el 30-10-1949,, el “Globito” ganó 1 a 0.


San Lorenzo también le fue fiel. Durante el funeral, uno de los más importantes jugadores, hizo llorar a los presentes cuando dijo que cada vez que entraran al club y miran el busto de bronce con el cual se le honrara en vida, “nos parecerá que todavía del bronce nos sonríe paternalmente”.


El “cura Lorenzo”, debe sonreír paternalmente sobre el “Nuevo Gasómetro”, que debería llevar su nombre.





© Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá.


Publicado en agosto de 1994

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Mickey Mouse

En noviembre de 1928, el Ratón Mickey, estrenó su primera película.La historia de este personaje es muy simpática.






En la década del 20, Disney, nacido en 1901, era aún un jovencísimo dibujante que trabajaba en un viejo garaje en la ciudad de Kansas, que él mismo había transformado en taller. Contaba que en ese protoestudio habitaba una población constante de roedores, animalitos que le resultaban sumamente divertidos. Por uno de ellos, con el que tuvo una relación casi de mascota, se originó sin querer, el más famoso dibujito de la historia del cine. Se trataba de un ratón confianzudo que se trepaba por su tablero de dibujo, al que bautizó Mortimer, mientras lo caricaturizaba y lo archivaba.


Ratón Mortimer


Disney creció, formó su empresa, dejó Kansas para radicarse en Hollywood, produjo “Alicia en el país de las maravillas”, “Caperucita Roja” y “El conejo Oswald”.




Conejo Oswald

En esta última tuvo problemas de distribución en Nueva York por lo que se vio obligado viajar a esa ciudad para solucionarlo, tarea en la que no tuvo éxito. Esto obligó al artista a buscar urgentemente un personaje impactante para el público. En el largo viaje de regreso a California, acompañado por su esposa, revisó sus carpetas de archivo y fue allí cuando reencontró al viejo Mortimer, al que rebautizó Mickey. En los primeros filmes sonoros el dibujante también doblaba la voz del personaje.




Mickey Mouse

No puede negarse que este hombre fuera un genio en la animación de dibujos y, que supiera utilizar cada delante de la técnica para mejorar la calidad de sus películas. Por ejemplo a partir de 1928 con la incorporación del sonido, supo jugar con los efectos especiales y producir escenas asombrosas, desde el 32, cuando adoptó el tecnicolor.

Fue el padre de la pintoresca fauna humanoide: el perro Pluto y el Pato Donald de 1930, y otros. Desde el Ratón Mickey, un personaje cándido y bondadoso que representa el triunfo del débil sobre la fuerza bruta, se va observando una evolución por la cual a medida que los dibujos se hacen más complejos, sus características de astucia y agresividad se incrementan. Especialmente en Donald que es una caricatura del estadounidense medio. Hay que señalar que la tipología de este creador es digna de la Comedia del Arte. Disney siempre utilizó sus personajes como eco de determinadas situaciones de la realidad interna de su país.

Su organización industrial creció de tal manera que en 1937 con una inversión de US$ 1.700.000 y 400.000 dibujos, produjo el primer film de largo metraje de su especialidad, “Blanca Nieves y los siete enanitos”, que fue un éxito mundial. Continuaron “Pinocho” (1940), Dumbo (1941), Bambi (1942). Aunque desde el punto de vista comercial fue un fracaso, “Fantasía”, donde intentó plasmar en imágenes la música de Bach, Tchaikovsky, Stravinsky, Beethoven, Schubert y otros, fue un verdadero trabajo de vanguardia.Para esta época Disney tiene ya competidores de la talla de Fleshing, Walter Lantz y los socios Hanna y Barbera, cuyo avance arrollador lo impulsa a crear “Disneylandia”, para seguir financiando sus famosos “cartoons”. Anecdóticamente, su nacimiento se remonta a una tarde en la que Walt Disney se aburría atrozmente mientras sus hijas daban vueltas en una calesita de un parque. Se le ocurrió, entonces, pensar, en que sería un lugar donde padres e hijos se divirtieran al unísono. La realidad es que “Disneylandia” fue una inagotable fuente de recursos que, entre otras cosas le permitió a Disney hacer “La dama y el vagabundo” (1955), “La noche de las narices frías” (1960) y su última película en 1966, “El libro de la selva”.





Pluto


Si bien Disneylandia es un símbolo de Estados Unidos, desde su instalación en Francia originó problemas. La reacción del personal ante las ajustadas normas de la empresa que disponen el uso de determinada indumentaria: las mujeres faldas más bien largas, tacos de mediana altura, ausencia de bijouterie y de esmalte de uñas; los hombres no deben usar bigote, ni barba, ni patillas.La misma inauguración marcó un abismo entre las costumbres de la Ciudad Luz y las de la empresa estadounidense. A la fiesta de la apertura los concurrentes decidieron ir, sí o sí, con atuendos informales compuestos por remeras estampadas con las imágenes de Mickey y Minnie.

Error catastrófico: París jamás aceptó el look deportivo. Otro de los desaciertos fue prohibir el consumo de vino, que para los franceses es sagrado. En esa celebración sólo se sirvieron gaseosas, hamburguesas y pochoclo.

En el colmo del amor propio ofendido, los compatriotas de Juana de Arco, decían que con tantos siglos de historia captados por su arte y arquitectura, ellos no podían ser seducidos por el Pato Donald.


© Ana di Cesare – Gerónimo Rombolá
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